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.............................................................................................................La Habana (Cuba), 23 de abril del 2014
Considero que hay factores, tanto de un lado como del otro, que se oponen o están obstaculizando de una forma u
otra la posibilidad de un intercambio bilateral entre los tres cubanos que quedan del llamado caso de los cinco, por
los presos que estamos en Cuba, también sancionados por el delito de espionaje, según noticias o comentarios
divulgados por la prensa internacional.
Al parecer, el gobierno cubano ha tomado la decisión de buscar una salida al caso de los tres presos cubanos en
Estados Unidos, según se desprende de la nota emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba sobre la
huelga de hambre que inició a principios de este mes, el estadounidense Alan Gross, encarcelado acá, y publicada
aquí el 10 de abril del presente año.
Está claro que es un tema que desata pasiones e intereses que van desde consideraciones estrechas de seguridad
nacional hasta posiciones fundamentalistas o extremas de carácter ideológico, por lo que estimo que hay que crear
un estado de opinión pública que favorezca este proceso, en el que estén involucrados la mayor cantidad posible de
personas y organizaciones, independientemente de sus manifestaciones o posiciones políticas, dentro o fuera de la
isla, donde incluyo también a la iglesia.
Soy del criterio que sin un estado de opinión favorable sería muy difícil avanzar en un asunto tan complejo y
politizado. Los argumentos fundamentales para su materialización son en primer lugar: el tiempo transcurrido que
supera los 15 años de cárcel para la mayoría de los involucrados, lo que le aporta una dimensión humanitaria.
Además existe la relación directa de que todos estamos sancionados por el mismo delito a favor de una parte o de
otra, independientemente de la justeza o no de la causa legal y de la magnitud de la sanción, a lo que se suma que
algunos fuimos militares.
Mi opinión actual es que sería una solución decorosa para todas las partes siempre que se actúe de buena fe y con
estricto respeto al honor y dignidad de los sancionados que ya han sufrido un largo y tormentoso presidio político,
por lo que amerita una salida de alta política. Lo ideal y de mayor valor político, humano y cristiano, seria la
inmediata liberación de todos sin condiciones previas y que cada cual decidiera por sí mismo su propio destino, con
total libertad de acción, sin presión de ninguna índole.
Pero es obvio que esta idea se reduce en la realidad actual a solo un sueño hermoso o quimera, aunque creo que
más que nunca están creadas las condiciones objetivas para un posible canje o intercambio. Solo falta congeniar el
factor subjetivo. Lo que si sería lamentable y hasta una bajeza moral que se excluyera de una solución viable
positiva algunos de los afectados que aún permanecemos en las cárceles cubanas, sobre todo entre los que llevan
más tiempo en prisión, porque estos naturalmente han soportado un mayor castigo.
Yo sigo firme en mi profunda convicción de defender mi verdad, honor y dignidad, aún en las peores circunstancias,
porque es lo que me exige y necesita mi conciencia con la que sigo estando en paz. Si puedo ser útil en este
proceso bienvenido sea, pero cualquier propuesta o condición que considere indecorosa será inaceptable para mí,
no puedo ir contra mi propia naturaleza.
Rolando Sarraff Trujillo
Número de preso: 1148649